Sentimos culpa si creemos que hemos violado reglas que consideramos importantes, juzgamos que hemos hecho algo mal y hemos perjudicado a alguien.
La culpa y la vergüenza están relacionadas entre sí. La vergüenza también se caracteriza por la sensación de que hemos hecho algo mal pero está asociada a la mirada de los demás, a sentirnos indignos, inferiores o que no estamos a la altura. La culpabilidad es una emoción consecuencia de una falta que hemos cometido, un perjuicio que le hemos ocasionada a alguien.
La culpabilidad útil nos indica que hemos causado un perjuicio a otra persona o que hemos violado una norma. Ejerce como un policía interior cuya finalidad es que nos sintamos mal por nuestra actuación e incitarnos a respetar las reglas, a no perjudicar a los demás.
La culpabilidad funciona como un policía interior
Hay que estar atentos a la culpabilidad que aparece ante una falta que no es objetiva. En este caso la emoción aparece por incumplir reglas personales que hemos interiorizado y que nos cuesta detectar. No sacrificarse por alguien cercano, no anteponer el bienestar de los demás al nuestro propio, destacar en nuestro desempeño sobre otros… son algunos ejemplos de situaciones en las que no hay una falta objetiva pero creemos que los demás se van a sentir heridos. Que los demás puedan sentirse heridos también conecta con nuestro miedo a que nos retiren su afecto.